Técnica Verónica Perotti

Estamos con Verónica Perotti, Técnica Universitaria en Comunicación y Turismo (FCC-UNC); ex  alumna de la Escuela de Turismo y Hotelería “Marcelo Montes Pacheco”; y desde hace unos años creadora de su propio emprendimiento, Córdoba Walking, un servicio de caminatas culturales.

Esta entrevista se realizó en el marco del espacio curricular Taller de Práctica Profesional IV: Elocución de la Tecnicatura Guía y Asistente Superior de Turismo, de la Facultad de Turismo y Ambiente de la Universidad Provincial de Córdoba, a cargo de la profesora Romina Cargnelutti.

Verónica se define como una “contadora de historias”, en donde combina dos cosas que le gustan mucho: “la comunicación y el turismo”.

Dice que hace más de 20 años que se dedica a la actividad turística, y que trabajó en el Bus Inglés, en el Museo de Arte Religioso Juan de Tejeda, para luego concretar su propuesta, con una impronta muy personal.

Perotti expone importantes consejos y experiencias sobre el cuidado de la voz, el manejo de grupos, la investigación previa sobre los temas a tratar en las visitas, cómo vestir, cómo manejar la gestualidad, la selección del “lugar” donde hablarle a los visitantes, la riqueza de la impronta personal y de la práctica previa del guion, en síntesis la comunicación verbal y no verbal en un guía turístico.

Iniciamos la entrevista

Romina Cargnelutti (R.C.): -¿Cómo te preparas precio a brindar una visita guiada?

Verónica Perotti (V.P.): -Con los años uno tiene un training distinto. Al inicio tenía como una “gran previa” y con los años lo vas incorporando. Lo importante de estar frente a un grupo es crear un hábito y tenerlo incorporado, porque trabajamos con nuestra voz que no es poca cosa. Entonces debemos cuidarla. La primera vez en mi vida que guie fue en el Museo de Arte Religioso Juan de Tejeda (a lo largo de 10 años). Y ese espacio tiene una acústica propia. Las habitaciones del Tejeda formaban parte del monasterio de las Carmelitas Descalzas, una construcción colonial. Y claro, la primera vez que guie, mi voz, que tiene un timbre muy particular, hacía eco cada vez que entraba en una sala. No había tenido en cuenta el detalle de mi tipo de voz.

Cuando guio hago como los cantantes, imposto, tengo otro tono. Poco a poco uno va aprendiendo a cómo manejar le tono y le timbre de la voz, el acentuar ciertas historias. Por ejemplo, es un museo que combina al arte religioso, la historia de la familia, el convento, la vida de las Carmelitas Descalzas. Eso hace que en cada sala la entonación que uno usa vaya cambiando por la historia que se cuenta allí en ese momento.

La preparación previa tiene que ver con saber en qué lugar vas a guiar. No es lo mismo guiar en 27 de Abril e Independencia, en la calle con el ruido del tránsito, que en un museo como el Tejeda, desde donde no escuchas nada de la calle. 

Es importante también el equipamiento necesario, siempre pidan un buen equipo de audio. Y si no lo tienen, tengan un micrófono propio. Ustedes deben saber cómo es el manejo de su equipo de audio, que pasa a ser un anexo de ustedes como guías. Primero hay que saber manejar el micrófono, no es lo mismo el de mano que la vincha. Siempre si guían en la calle o guían un grupo numeroso usen equipo de audio, porque con el tiempo las consecuencias se sienten en las cuerdas vocales. Parece que tenés un caudal de voz fantástico, pero con los años va disminuyendo.

R.C.: -¿Investigas el tema, escribís el discurso, lo repasas, te miras frente a un espejo mientras lo pronuncias, te grabas, te escuchas, haces que alguien te escuche, observas lo que dice tu cuerpo además de lo que dice tu voz?

V.P.: -Sí. En la Montes Pacheco cursé Práctica Profesional con Marta Luque y ella siempre nos decía que nos teníamos que mirar frente a un espejo. Yo soy muy gestual, entonces tuve que cambiar muchas cosas. Me dedico al turismo cultural y a veces tenemos el preconcepto de que el turismo cultural es como serio, muy formal. Y yo soy todo lo opuesto.

Investigo mucho los temas sobre los que voy a hablar, en Córdoba Walking yo creo los circuitos. Yo creo el tema en realidad, los circuitos están: la catedral, el cabildo, la plaza San Martín, están ahí, el secreto es la impronta de cada guía.

Tiene mucha importancia la voz porque con ella destacas uno u otro aspecto de lo que estas contando.

Investigo mucho, soy de la vieja escuela: leo libros, también gugleo. Tengo un circuito que se llama Córdoba de Novela y me llevó mucha lectura. Es recorrer la ciudad de Córdoba a través de los personajes de una novela histórica. Así que leí mucha novela romántica y mucha novela histórica

A veces me grabo. Siempre escribo lo que voy a contar, es una buena técnica, es una buena herramienta escribir lo que vas a decir porque te ordena el discurso, bajarlo a papel siempre está bien. Porque si es la primera vez que guías los nervios te pueden traicionar y se te hace una laguna y olvidas todo. También te ayuda a organizarte.

R.C.: ¿Cuando te grababas frente al espejo que cosas te diste cuenta que debías cambiar en cuanto a la comunicación no verbal?

V.P.: -Tengo muchos tics, frunzo mucho la nariz, y algunas cosas pueden distraer. Tenía una profe que decía “vos hablas mucho con las manos” y bueno el truco es tener un micrófono en la mano o una lapicera, o lo que tenga en el bolsillo

R.C.: Una vez que tenés el discurso escrito ¿Cómo estimas el tiempo que te llevará decir ese discurso en la visita guiada?

V.P.: -Hay que calcular que la atención del público tiene un tiempo estimado que depende mucho del público con el que te toque interactuar. No es lo mismo un grupo de jubilados que un grupo de escolares.

Yo le hablo a un público adulto. Hago caminatas con un break. Los circuitos son de una hora y media o dos, pero el break está incluido. Pero se sabe que 1h40’ a 1h45’ se puede mantener la atención del público. Pero depende con quien camines. Si guías a un grupo de mujeres y pasas por la peatonal de Caseros se detienen en una casa de ropa.

R.C.: ¿Imaginás el público de tus visitas guiadas? ¿Lo caracterizas?

V.P.: -Hace un tiempo era la chica de “las novelas” y entonces tenía un público femenino: mujeres de 35 a 65 años, profesionales, de Córdoba, amigas, seguidoras de la autora de la novela, fanáticas del género. Ya sabía a quién dirigiría la visita guiada, no es al azar. Tengo definido un público: personas con ciertos intereses a quienes les pueden atraer ciertos tipos de temas.

R.C.: ¿Qué podés contarnos sobre la ropa, el calzado, el peinado, los accesorios, el arreglo personal previo a una visita guiada?

V.P.: -Creo que es muy importante. La imagen tiene hoy otro lugar. Antes se la pensaba como superficial, con cierta liviandad. Hoy hay gente dedicada a la asesoría de imagen institucional, política, empresarial. Creo que cada uno tienen su estilo. El objetivo es contar la historia y si estoy extremadamente llamativa, quizás se pierda el discurso. Pero también es importante el modo de contar.

Si hay que marcar algo de la vestimenta es el calzado, una guía con dolor de pies, se lo nota en la cara. Yo hago turismo urbano, y no puedo guiar con estiletos. El dolor de pies es como le dolor de muelas: se te nota.

R.C.: ¿Mostrás algún objeto además del edificio o recurso con el cual estas trabajando?

V.P.: -Sí. Me gusta lo viejo, lo antiguo, lo que tiene mucha historia. Siempre llevo en mi celular fotos viejas de cómo eran los lugares hace 100 años. Cuento la historia del Buen Pastor hoy como un espacio de encuentro cultural, de exposiciones, de reunión. Pero para la gente que no es de Córdoba o que no recuerda qué era antes el Buen Pastor, les enseño cómo era la cárcel, cómo era sin la fuente de agua, o una celda, porque así la gente se puede imaginar bien la historia. Y en el caso de las novelas, llevo el libro en la mano, porque cuando llego a un lugar, leo algunos párrafos o una frase de lo que dijo tal personaje en tal iglesia, por ejemplo.

R.C.: ¿Tenés en cuanta y observás el comportamiento del público mientras vas narrando la visita?

V.P.: -Sí, es inevitable. Los guías y en general la gente que maneja grupos, tiene como muy desarrollado el oído, seguro escuchas lo que dijo el que está al final del grupo. A mí me pasa, y le voy contestando.

R.C.: ¿En qué lugares preferís reunir a los grupos y porqué elegís esos lugares?

V.P.: -En primer lugar, pienso en cuidar la voz. Tengo micrófono, pero en lugares en que hay mucho tránsito es difícil. El Centro Histórico, por ejemplo, es complejo. Trato de paparme lejos de los vendedores ambulantes o lejos del señor que toca algún instrumento musical. Si hago Centro Histórico comienzo a hablar en el Pasaje Santa Catalina, la Recova del Cabildo, o la del Solar de Tejeda, lugares que filtran un poco el ruido del tránsito. Pero ahora en pandemia se ha convertido en peatonal. Nueva Córdoba también es difícil en ese sentido. Y esos lugares sirven también para que no se dispersen.

R.C.: -¿Cómo te presentas al grupo?

V.P.: -Soy precisa, concisa y breve: “Muy buenas tardes a todos, soy Verónica Perotti. Voy a ser su guía esta tarde en la ciudad”.

R.C.: -¿Y cómo cerras la visita?

V.P.: –Siempre tengo un espacio de preguntas en algún momento, me gusta el feedback, interactuar. Pero la final hago recomendaciones para que visiten otros lugares de la ciudad, abro nuevamente un espacio de preguntas y siempre agradezco haber elegido la propuesta de Córdoba Walking

R.C: -¿Te ha pasado que alguien te interrumpa constantemente mientras hablas? ¿Qué haces en ese momento?

V.P.: —Lo que a mí me resulta es darle el espacio para hablar porque se termina inhibiendo. Siempre hay otra persona del grupo que lo mira como diciéndole “ya está”.

R.C: -¿Cuáles son tus estrategias para retomar la atención del grupo?

V.P.: -Hago chistes. Estudié teatro y eso me ayuda. Cuando guiaba en el Bus Ingles el grupo se distraía por la gente en los balcones, o los semáforos o la congestión de autos, o un cartel que tapaba la fachada de la cual hablaba…. hacen que pierdas el timing que debes tener mientras hablas y el bus está en movimiento. El timing de hacer city tour no es el mismo de hacerlo caminando. Todas estas cosas se van aprendiendo con la experiencia, en la calle.

R.C.: -¿Cuáles son tus consejos para los estudiantes en cuanto a la comunicación no verbal?

V.P.: -Hoy se habla de comunicación no verbal, tema del cual hace unos años no se hablaba. Hoy se sabe que debes evitar algunos gestos, por ejemplo, el cruzarte de brazos que impone una barrera con el otro, no hay una apertura con el otro. El vocabulario es muy importante, el discurso no debe ser tan informal, porque no estamos con un grupo de amigos sino con un grupo de turistas.

En este momento de la entrevista a Verónica Perotti, los y las estudiantes comienzan a plantear sus propias inquietudes.

 

Las inquietudes de los estudiantes

Maida Olarte

Maida Olarte: -¿En estos 20 años de experiencia tuvo alguna vez algún problema con la voz

V.P.: -Sí, porque algo que no dije y que es muy importante, es que la voz tiene que ver con la parte emocional, si nos vamos a lo holístico decimos que el chacra de la voz está en la garganta, y se bloquea cuando no queremos decir algo. Hice fonoaudiología muchos años. Mi padre tuvo un accidente. Al otro día no tenía voz, y por tres meses no la recobré y no pude trabajar por 6 meses. Fui a la fonoaudióloga pero me dijo que si bien tengo un hiatus en las cuerdas vocales, ese no era el impedimento, y me recomendó hacer terapia.

Hice muchos años de fonoaudiología para manejar la respiración, el aire. Cuando comenzás o cuando guías grupos grandes tenés que hacer esos ejercicios (que son muy graciosos) y que hacen los cantantes. Y luego incorporas el jengibre, la miel y el limón.

Ana Castro (A.C.): -¿Qué haces cuando un niño participa de la guiada e interrumpe?

V.P.: -Es todo un tema, después de una mala experiencia, siempre llevo un block de hojas de colores y una lapicera para los niños, o les compro chupetines.

Ana Castro

(A.C.): – ¿Qué libro recomendas leer para conocer más sobre la historia de Córdoba?

V.P.: -La reina madre de las novelas es Cristina Bajo, muy buena fuente histórica real. El tour que hago de Bajo es El Jardín de Los Venenos. La historia y los personajes son de ficción, pero las familias y los escenarios que nombra son reales, son los jesuitas, el Marqués de Sobremonte, el Convento de las Catalinas, son espacios que existen en la ciudad.

Sofía García (S.G.): -¿Cómo evitas gestualizar tanto con el rostro?

V.P.: –Es difícil porque forma parte tuya, es tu personalidad. Todo lo que puedas leer sobre comunicación no verbal y oratoria suma. Además, hice talleres. Con los años lo vas a ir manejando. Hay que tener cuidado, porque no sos otra persona cuando estas guiando, se nota cuando no sos espontánea, transparente, pero hay herramientas de la comunicación no verbal para manejar algún tipo de ademanes o tics.

Sofía García

(S.G.): -¿Cómo haces cuando tenés un público heterogéneo, por ejemplo cuando trabajabas en el Museo Juan de Tejeda? ¿Cómo seleccionabas la información que ibas a dar: la parte religiosa o la historia familiar?

V.P.: -Con los años te vas a dar cuenta de que, como guía, desarrollas una capacidad innata. Los guías tenemos como un gran scanner, tenemos la capacidad de hacer un perfil exacto.

Tenés un grupo familiar en el Juan de Tejeda, y le haces la primera pregunta ¿recorrieron un museo de arte religioso antes? Y te contestan casi siempre lo mismo: “no porque no voy a misa nunca”. Entonces les decís “esta no es una iglesia, es el Convento de las Carmelitas Descalzas”, y comenzás a decir que son monjas contemplativas, dedicadas a la oración, y entras en la historia. Pero no sos vos solo quien cuenta la historia, porque abrís la conversación en algunos momentos para que haya un feedback. Y te das cuenta de cómo seguir porque las respuestas son antirreligiosas o políticas. Si son antirreligiosas, no hablas tanto de la vida de Santa Teresa de Ávila, hablas más del concepto de monasterio. Y no hay que sacar de contexto. Yo brindo un tour que se llama “Mujeres con historias para contar”. Y la vida de las mujeres en la época de la colonia era muy distinta. Entonces despierta muchas controversias en el mismo grupo y aparecen frases como “eran machistas, el patriarcado”, y quizás hay otra persona en el mismo grupo que no acuerda. Y si entras en esa conversación política te va a costar mucho salir. No hay que perder los contextos en que sucedieron los hechos.

Nicolle Bernárdez

Nicolle Bernárdez: -¿Qué capacitaciones especificas crees que debemos tomar para añadir más valor profesional?

V.P.: –Los que nos dedicamos a la actividad turística debemos estar aprendiendo siempre. Siempre es necesario consultar a un fonoaudiólogo para aprender los ejercicios porque es un instrumento que se desafina y trae consecuencias en el tiempo. Talleres de cómo hablar en público. Y el turismo abarca muchas disciplinas, entonces pueden ampliar la profesión. Buscando siempre el plus, ese diferencial del que tanto hablan los marketineros.  Creer es crear. Todos somos creativos.

Yo tuve la suerte de mostrar el cementerio San Jerónimo, pero desde el punto de vista histórico del Cordobazo y ese fue un diferencial. Cuando estudiaba Comunicación y Turismo (en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UNC), para una de las materias debía realizar un trabajo practico. Y yo quería “comunicar” el cementerio San Jerónimo; que la muerte puede ser vista desde otro lugar. Era un desafío cómo comunicar turismo dentro de un cementerio. Y así recreamos en las calles del cementerio la gesta del Cordobazo.

Y para mi marcó el inicio de “Córdoba de Novela” porque conté la historia de Tosco desde un libro. Quería contar otro costado de Tosco, no el gremialista y combativo. Ahí fue cuando la gente me preguntó ¿dónde consigo ese libro? Y me di cuenta de que debía hacer un tour relacionado a los libros.