El pasado sábado 28 de julio, la Universidad Provincial de Córdoba entregó el título de Profesora Honorifica de esta casa de estudios a la reconocida antropóloga y experta en género Rita Segato.

La visita de quien es una de las principales exponentes de la investigación feminista, se dio en el marco del cuarto encuentro de la Diplomatura en Formación de Acompañantes Comunitarios contra la Violencia de Género.

En esta oportunidad, el eje de la jornada se situó en torno al tema Masculinidades y contó con la presencia de otros referentes como el mexicano Roberto Garda Salas y  representantes del Centro de Atención de Varones en situación de Violencia de la Secretaría de Lucha contra la Violencia a la Mujer y Trata de Personas.

El mandato de masculinidad

Uno de los ejes centrales de la exposición de Rita Segato abordó el concepto de mandato de masculinidad. Esta noción tiene dos perspectivas: por un lado, existe un status que coloca al hombre en una posición de prestigio frente a otrxs, y por el otro, funciona como una atadura que lo sujeta a reproducir los mecanismos de dominación.

La lógica del patriarcado se sostiene en este empoderamiento sujetado, explica Segato, y esto es lo que se está buscando deconstruir desde el feminismo. Sin embargo, el mandato de masculinidad no afecta solo a las mujeres sino que “muchos hombres se están dando cuenta que el mandato de masculinidad es su enemigo vital, que los va a destruir y que los está destruyendo”.

“Nosotras, las feministas, estamos ayudando a los hombres a que se liberen de ese mandato de masculinidad. Estamos dando el apoyo, ya que no podemos destruir un mundo malo con otro mundo malo” afirmó Segato.

Por otro lado, manifestó la necesidad repensar el mundo con una visión paraconsistente, donde podamos aceptar que dos personas puedan estar defendiendo verdades diferentes a fin de evitar una visión monopólica de la verdad.

Este aspecto resulta central para construir desde la diversidad y comprender que el mundo no se trata de un sujeto central y otrxs con anomalías, y para ello es necesario dotar al mundo de una retórica de valor y poner en valor las diferencias.