En el marco del Proyecto “Infancias Desarrollo y Derechos”, la Facultad de Educación y Salud junto a la Dirección de Maternidad e Infancia y la Secretaría de Equidad y Empleo de la provincia, llevaron a cabo en el pasado mes de octubre el Tercer encuentro con Educadores y Cuidadores de Salas Cuna.
Enriquecida por la tarea conjunta realizada a lo largo del presente año la instancia reunió a modo de celebración “esperada” en torno a lo construido y transitado durante el 2019.
Este espacio nombrado no casualmente “Caleidoscopio”, recuperó la magia y belleza de lo vivido, observándolo a través de una lente renovada que multiplicaría experiencias y sentidos a la vez que, las imágenes reflejadas a su tiempo, darían cuenta de aquello que ya se había hecho propio y que seguiría su camino de reproducción infinita, así, con la luminosidad con que lo logran los espejos al reflejar la belleza en la visión mágica de un caleidoscopio.
Los momentos y propuestas se fueron sucediendo y ordenando con la creatividad que sucitaba la riqueza del trabajo realizado.
Lo vivido, lo experimentado, lo que pudo ser revisado y también lo que se incorporó a la vida cotidiana de las salas a partir de lo transitado se hizo presente en cartones de colores que contaron con la lectura y recuperación atenta en el encuentro recién iniciado. Se llegó a repasar la experiencia, mirar y recuperar las entrelineas, revisitar los momentos compartidos y también sus intervalos para aquilatar lo más valioso.
El arte plasmado en tres pinturas clásicas, daría paso a la oportunidad de revisitar algunos conceptos claves en relación al nido, a los cuidados, al sostén, al necesario soltar y dar paso a la construcción de la autonomía… lo comunitario, la riqueza de la raigambre como indispensable… y en todos los cuadros: las miradas … miradas que anteceden, que se suceden, que sostienen, que son entramado… continuidad de miradas y de cuidados, necesidad y presencia de otros, relevos que son abrazos de crianza, que son confianza y luz …
Se trataba de celebrar los lazos, lo compartido y lo aprehendido desde cada lugar institucional y personal … Y entonces: ¡TAMBIÉN HABÍA QUE BRINDAR!
Aplausos, medallas, besos traducidos en bizcochuelos y otras ricuras, cocidos por el cariño y la disponibilidad de los equipos, suvenires cocinados por las salas en idénticas sustancias… sabores, olores, limonadas y diplomas que se entrelazaron a los abrazos y la alegría de saber que algo concluía, pero también algo valioso seguía… ¡A multiplicar cuidados y riquezas, a disponer los cuerpos para sostener y recrear la cotidianeidad con la calidad y calidez que merecen los más chicos!
Sin duda un gran comienzo.